Traducción: Mayra Reyes Gómez
El 26 de enero por la mañana, la exsuperestrella de la NBA Kobe Bryant y su hija de trece años Gianna Maria-Onore Bryant fallecieron en un trágico accidente de helicóptero en Calabasas (California). Bryant, de 41 años, deja esposa, Vanessa Laine Bryant, y tres hijas: Natalia Diamante Bryant, Bianka Bella Bryant y Capri Kobe Bryant.
Sin duda Kobe será recordado por mostrar sus habilidades impresionantes cada noche durante sus 20 años de trayectoria en la NBA. Como jugador, Kobe simbolizaba preparación y una mentalidad ferozmente competitiva que es conocida como “mamba mentality” (mentalidad mamba). Sin embargo, para llegar a entender el legado de Kobe uno primero debe comprender que el impacto que este dejó trasciende el baloncesto, dejando una huella verdaderamente única en el mundo.
Kobe se hizo un fenómeno reconocido nacionalmente a los 17 años cuando encontró lo que pasaría a ser como un hogar para él la noche del reclutamiento para la NBA en 1996. Por la que en la actualidad es considerada una de las peores decisiones en un día de reclutamiento en la historia de la liga, los Hornets de Charlotte cambiaron a Kobe con los Lakers de Los Ángeles por el centro Vlade Divac.
Las primeras etapas de la carrera de Kobe vendrían acompañadas de dificultades crecientes que eran de esperarse para un adolescente recién graduado de la preparatoria. Sin embargo, lo que no aparecía en la hoja de estadísticas no ensombrecía su nivel de potencial sin precedente.
A principios de los años 2000, el potencial sin límite ya mencionado de Kobe empezó a desarrollarse al lado de la primera superestrella de la liga Shaquille O’Neal. Este dúo organizado por el “zen master” (maestro zen) Phil Jackson arrasó en la liga y ganó el Campeonato de la NBA tres años seguidos. No obstante, este par que era imparable comenzaba a discordar.
Mientras que Kobe y Shaquille eran la pareja perfecta en la cancha, su relación fuera de ella consistía en constantes disturbios por querer ambos ser el macho alfa. Estos disturbios permitieron que el tribunal de la opinión pública condenara a Kobe por ser un egoísta enfocado en anotar primero y pasar después.
Su personaje público fue representado como perjudicial para el éxito del equipo, ya que muchos medios de comunicación expresaron que Kobe favorecía el éxito individual sobre el éxito del equipo.
Durante el desarrollo de críticas hacia el baloncestista, Kobe también se vio envuelto en problemas familiares y escándalos personales. Estos disturbios en su vida personal se vieron reflejados en la final de la NBA del 2004 que perdieron ante los Pistons de Detroit y la salida de Shaq por medio de un intercambio.
Durante esa primavera, Jackson fue relevado de sus funciones como entrenador, dejándole el destino de la franquicia de los Lakers a Kobe.
Fue durante esta adversidad que Kobe resurgió de las cenizas de esta dinastía que estaba disipándose y se convirtió a sí mismo en personaje legendario tanto dentro como fuera de la cancha.
Durante el transcurso de las próximas 12 temporadas, Kobe ganó dos medallas de oro, dos campeonatos de la NBA, dos premios MVP (Most Valuable Player, Jugador más valioso) de las finales y un premio MVP de liga. También formó parte de 12 Juegos de Estrellas consecutivos y consiguió varios títulos de puntaje, premios All-NBA (mejor quinteto) y selecciones para el mejor quinteto defensivo. Incluso anotó, increíblemente, 81 puntos ante los Raptors de Toronto en el 2006.
Esta compilación de genialidad en el baloncesto fue completada muy a la manera de Kobe cuando anotó 60 puntos inolvidables en su último juego de la NBA, dejando a sus seguidores que lo adoraban con un último saludo: “Mamba out”.
Fueron estos momentos los que nos dejaron a mí y a muchos otros seguidores de la NBA maravillados en el piso de nuestras salas. Al terminar los partidos, corríamos hacia afuera e intentábamos anotar el característico tiro en suspensión después de giro.
Independientemente de a qué equipo apoyemos, todos hemos hecho esto de la misma manera; hemos cerrado los ojos y nos hemos visto en el área del fondo del Staples Center, haciendo un pivote seguido por un desplante hacia atrás, siempre concluyendo con la exclamación “¡Kobe!”.
Después de dedicarse al baloncesto, el mundo conoció aspectos de Kobe que nunca se habían visto en público. Uno de estos aspectos fue su lado artístico, ya que se ganó los corazones de audiencias en todas partes con su cortometraje “Dear Basketball” (“Querido baloncesto”), que se ganó un premio de la Academia de cine.
Kobe ilustró su amor que se convirtió en obsesión hacia el deporte mientras le agradecía al baloncesto por todo lo que le brindó. Desafortunadamente, ha llegado el momento de que la comunidad aficionada al baloncesto expresemos nuestra gratitud a la leyenda y prometamos que las contribuciones de Kobe al juego nunca serán olvidadas. Su legado vivirá en cada estadio, gimnasio y canasta casera.
Quizás el lado más destacado de Kobe fue su papel como padre y como amigo. La admiración hacia Kobe entre sus compañeros de juego era incomparable, ya que la mayoría de los actuales y previos jugadores de la NBA, incluyendo a Shaq, su compañero de equipo que en algún momento fue desdeñado, consideraban a Kobe como un amigo afectuoso y apasionado.
Como padre, quienes mejor conocían a Kobe eran, claro está, sus cuatro hijas, a quienes enseñó a jugar a baloncesto con su ardiente pasión y su delicada mano características.
Nunca habrá otro Kobe. Así que en estos momentos de dolor y conmemoración, olvidemos sus estadísticas y elogios en cuanto a su carrera. Tomemos este momento para recordar a Kobe como persona y su compromiso inquebrantable con la excelencia motivado por una preparación obsesiva. Si dejáramos que la mentalidad mamba viviera a través de todos nosotros, el mundo sería un lugar mejor.
Puedes contactar con Ethan Lee en sports@collegian.com o @EthanLee_99 en Twitter.
Nota del Editor: El Collegian ha creado una sección para los lectores que hablan español. En esta sección podrá encontrar artículos en español tanto en línea como impresos. Para ir a la versión original en inglés, haga clic aquí. Traducido por estudiantes y profesorado del Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas de CSU.