Editor’s Note: The Collegian is starting a section in Spanish for our Spanish-speaking readers. Spanish articles will be available online and in print. Find the English version here. Traducido por Daniela Navarro.
Mota. Yerba. Porro. María Juana. Marimba. Grifa. Con tantas palabras para describir el cannabis, ¿por qué muchas personas todavía usan la que tiene implicaciones racistas?
La palabra “marihuana” tiene una historia desoladora en los EE.UU. Al comienzo del siglo veinte, después de la prohibición de alcohol, Estados Unidos estaba buscando algo nuevo para criticar. El gobierno se le fue encima a una substancia popular en las culturas latinoamericanas y usaron la misma palabra para vilipendiarla.
“Al final de la Gran Depresión durante la Guerra Mundial II, la clase política trató de encontrar una población a la cual utilizar como chivo expiatorio y culpar de las dificultades que atravesaba el país, y fue poco tiempo después de que millones de mexicanos habían emigrado (a los EE.UU.)” dijo Tavon Boaman, estudiante de cuarto año de Geología y Música, quien también trabaja como asistente de la Comunidad Inclusiva para la Vida en Residencia.
Cuando el ex presidente Richard Nixon llegó al poder, simultáneamente lo hizo la Guerra contra las drogas, ésta fue una campaña gubernamental enfocada en la prohibición y criminalización de aquéllas. Frecuentemente es criticada por haberse dirigido a minorías, lo que llevó a tasas elevadas de encarcelación de personas de color.
Según DrugPolicy.org, “casi 80 por ciento de las personas en las cárceles federales y 60 por ciento en las cárceles estatales por delitos de drogas son negros o latinos”. Casualmente, según el Washington Post, la tasa de personas blancas y negras que usan cannabis es la misma, ¿no debería entonces ser la misma la tasa de arrestos?
John Ehrlichman, el entonces asistente del presidente en Asuntos Interiores, dijo en una entrevista de hace 22 años para la revista Harper’s: “Sabíamos que no podríamos hacer que fuera ilegal estar contra la guerra o los negros, pero haciendo que el público asociara a los hippies con la marihuana y los negros con la heroína, y luego criminalizándolos a ambos considerablemente, podríamos afectar a esas comunidades. Podríamos arrestar a sus líderes, hacer redadas en sus hogares, interrumpir sus reuniones y denigrarlos noche tras noche en las noticias de la tarde. ¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Por supuesto”.
Este enfoque dio como resultado las prácticas discriminatorias que todavía existen hoy en día.
“Fue algo muy triste lo que sucedió”, dijo Boaman. “Se esforzaron por demonizar a un sector completo de la población”.
Mientras estudiaba la Guerra contra las drogas, Quentin Heuvel, estudiante de primer año de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Colorado, descubrió por qué se popularizó la palabra “marihuana”.
“Encontré varios artículos que mostraban los verdaderos lazos raciales que tenía, especialmente el término ‘marihuana’ y la guerra contra las drogas” declaró. “En general, fue una campaña de difamación contra minorías en los Estados Unidos para mantenerlas fuera de la esfera política”.
La palabra “marihuana” está tan arraigada en la sociedad estadounidense que la mayoría de las personas probablemente no se dan cuenta de que es racista. Muchos documentos públicos y doctores todavía usan el término.
“Hemos visto que 250 000 personas han sido deportadas por violaciones a la ley sobre drogas desde 2007”, dijo Heuvel. “En 2013, la posesión de marihuana fue la cuarta causa de deportación más común. Éstos son sólo algunos datos sencillos de los que he encontrado en mi investigación. He revisado las estadísticas, y esto es algo de lo que estoy realmente seguro”.
Es verdad. También de acuerdo con drugpolicy.org, casi 250 000 personas han sido deportadas debido a infracciones no violentas de drogas. Eso es más de una de cada diez personas que fueron deportadas. En 2013, 20 000 personas fueron deportadas por posesión de una droga o parafernalia.
Si está leyendo esto con las gafas del Sr. Mackey de South Park, diciéndose a sí mismo: “No importa cómo las llames, las drogas son malas y no quiero tener nada que ver con las personas que las usan”, Heuvel sugiere odiar el juego, no al jugador.
“Tenemos que asegurarnos de que como nación estamos tratando realmente de ayudar a las personas si lo desean, pero no deberíamos criminalizarlas por lo que hacen con sus propios cuerpos porque depende de ellos escoger”, declaró Heuval. “Obviamente, vas a tener problemas al manejar y esas cosas, pero simplemente legisla de la misma manera que lo haces con la bebida y con los que conducen bajo la influencia de alguna substancia”.
Buenas noticias: hay alrededor de 1 000 palabras más para describir el cannabis. Solo tienes que sacar la palabra M de tu vocabulario.
“Me gustaría ver que más personas supieran sobre la materia para que luego decidieran por sí mismas no usarlo,” finalizó Boaman.
Se puede contactar a la reportera del Collegian, Maddie Wright, en entertainment@collegian.com o en Twitter @maddierwright