Nota del Editor: El Collegian está empezando una sección para nuestros lectores que hablan Español. Articulos en Español va a estar en linea y en la impresión. Encontrar la versión original en Ingles aqui. Traducido por Daniela Navarro.
Editor’s Note: The Collegian is starting a section in Spanish for our Spanish-speaking readers. Spanish Articles will be available online and in print. Find the English version here.
Ad

Todos los días, Ashly Berumen, estudiante de primer año de Desarrollo humano y Estudios sobre la familia, dijo vivir en estado permanente de miedo.
Mientras la Corte Suprema de los Estados Unidos ha postergado la fecha límite del 5 de marzo para renovar su solicitud para el programa para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), Berumen, beneficiaria de éste, dijo que lo único que puede hacer es esperar lo mejor.
“Sientes que te están haciendo menos. Sientes que no vales tanto como cualquier otra persona, (así que), en otras palabras, te sientes como un extranjero, o un forastero”, dijo Berumen. “Siempre vivo al límite porque siempre estoy preocupada por cuál será mi siguiente paso, o si lo que estoy haciendo es lo correcto. Siempre te estás preguntando si tus acciones te van a crear problemas con la ley”.
DACA, promulgado durante la administración de Obama, permite a los menores traídos a los EE. UU. siendo niños, la oportunidad de tener permiso de trabajo y estudiar en dicho país. Los beneficiarios de DACA tienen la posibilidad de renovar sus estados cada dos años, aunque el programa no ofrece una ruta para la ciudadanía, según el New York Times.
Para Berumen, su solicitud de DACA expira en septiembre, y si pierde la oportunidad de renovarla, los resultados pueden ser la pérdida de su permiso de trabajo y becas.
“Si no hago el proceso de renovación, significa que me quitarán mi permiso para trabajar lo que resultaría en la pérdida de mi trabajo, mis becas y el dinero de la matrícula”.
Dijo que una parte de la razón por la cual ella vive en miedo constante es porque siempre existe la posibilidad de que pierda todo por lo que ha trabajado.
“Eso pensamiento nunca te abandona. No tienes los mismos privilegios que todos los demás” declaró. “Siempre estoy viviendo bajo un estándar bajo el cual los chicos de mi edad no tendrían que vivir. Yo no debería estar obligada a ser la Señorita Perfecta, y no porque sea lo que mis padres quieren, sino porque es lo que yo tengo que hacer para quedarme aquí”.
Además Berumen agregó que, aunque los estudiantes indocumentados siempre están viviendo con miedo, también han superado una multitud de obstáculos para llegar a donde están ahora.
Ad
“Somos estudiantes fuertes emocionalmente, especialmente aquéllos que se han matado trabajando para ir a la universidad. No es fácil”, dijo. “Estos estudiantes no buscan ser compadecidos. No son huevones esperando una oportunidad. Están luchando por lo que quieren.”
En general, Berumen dijo que, aunque viva en un estado permanente de miedo, está orgullosa de estar donde está hoy en día.
“Me siento muy orgullosa de ser quien soy, donde estoy y lo que he atravesado”, declaró. “No cualquier estudiante puede decir que ha pasado por lo mismo que yo.”
Se puede contactar el reportero del Collegian, Jorge Espinoza, a news@collegian.com o Twitter @jorgespinoza14.