A principios de este mes, la agencia de noticias Associated Press dejó de usar la frase “inmigrante ilegal” en su manual de estilo de 2013. Este es un paso importante para terminar el racismo institucional hacia los grupos discriminados en los Estados Unidos y aún más importante, es una postura contra la deshumanización institucional de los inmigrantes indocumentados.
Un ser humano no puede ser ilegal. Las acciones de una persona podrían ser ilegales, pero los seres humanos no. Referirse a alguien como “ilegal” es deshumanizante porque no toma en cuenta a la persona en su totalidad, sino que considera sólo una acción — que, además, muchas veces queda fuera de su voluntad, como es el caso de los niños indocumentados traídos a EEUU por sus padres.
La deshumanización que acompaña aludir a los inmigrantes indocumentados como “ilegales” es algo que siempre ha estado muy asociado a la raza. Las personas de color son desproporcionadamente más afectadas en forma negativa por el uso discriminante de la palabra “ilegal” — sin importar si la persona es verdaderamente un inmigrante indocumentado o no. En otras palabras, el uso del término “ilegal” afecta negativamente las percepciones de la sociedad sobre los inmigrantes indocumentados y las personas de color.
Fue por esta razón que, en el año 2010, el grupo Colorlines comenzó con la campaña Dejar la Palabra-i en los medios de comunicación. Las razones son las mismas: el término es deshumanizante, es racista y conduce a estereotipos racistas, además de socavar el sistema legal que tenemos en EEUU que proclama la inocencia de las personas hasta tanto se pruebe su culpabilidad.
Incluso los violadores y asesinos que están siendo juzgados son nombrados por los medios de comunicación como “presunto autor de violación” o “presunto autor de asesinato.” Sin embargo, no puedo contar las veces que yo estaba caminando por Old Town durante el fin de semana y escuché a alguien gritar frases como “go back to Mexico, illegal” a personas de color que estaban inocentemente caminando hacia los bares. Nunca en mi vida he escuchado a alguien gritar “get to jail, rapist.”
Me parece que a muchas personas no les gusta ser llamados racistas porque de vez en cuando digan algo racista, algo bien parecido al hecho de que a muchas personas no les gusta ser llamados “ilegales” por su color de piel o su idioma.
Del mismo modo, muchas personas no creen que su lenguaje encubiertamente racista tenga consecuencias abiertamente racistas. Hay investigaciones que nos demuestran lo contrario.
Un estudio realizado en 2012 por la organización National Hispanic Media Coalition y Latino Decisions, halló que, a pesar de que solamente el 18% de latinos que vive EEUU están indocumentados, el 30% de estadounidenses no-latinos creen que la mayoría de latinos están aquí sin documentación. Del mismo modo, el 44% de no-latinos reportaron que ven a los latinos como personas que “se niegan a aprender inglés” y el 50% los considera como “menos educados.” Son estereotipos ridículos — y aún más, son estereotipos formados por los medios de comunicación que las personas consumen.
El mismo estudio encontró que los medios de comunicación que los no-latinos consumen también influyen sus percepciones acerca de los latinos. Dentro las personas que escuchan programas del radio conservadores, el 41 % reportó que piensa que los latinos están “robando nuestros trabajos”, mientras que solamente el 19 % de personas que escuchan a NPR piensan lo mismo.
La persistente deshumanización llevada a cabo por los medios de comunicación, al usar el término “ilegal” para referirse a inmigrantes y personas de color, lleva implícito considerar a estos grupos como un “otro.” Se crea la dicotomía de “nosotros contra ellos,” que está asociado con percepciones de actividad criminal. Se crea así el racismo.
Si las percepciones racistas acerca de la gente de color no fuesen suficientes para convencerte sobre las consecuencias reales del lenguaje racista, consideremos los crímenes de odio cometidos contra las personas de color.
En el año 2008, Marcelo Lucerno — un inmigrante venido a NYC desde Ecuador — fue asaltado y asesinado por un joven. Mientras Lucerno estaba siendo asesinado, su verdugo se burló de él llamándolo “f****** illegal.”
Mientras que EEUU tiene una extrema necesidad de reformar el sistema de inmigración, este artículo no se trata de eso. Esto es sobre la deshumanización y el racismo que resulta de llamar a ser humanos “ilegales.”
The Collegian es un frecuente humillador cuando se refiere a los inmigrantes indocumentados como “ilegales”. Por eso, pido a mis compañeros que sigan el ejemplo de AP en dejar de usar la palabra-i en nuestra publicación.
Los seres humanos no merecen ser deshumanizados, sin importar su situación legal. Los inmigrantes indocumentados, como las personas que en nuestro país emigraron en una era pre-documentación, son personas. Tratémoslos como tales.
